Sirva para demoler uno más de esos imaginarios comunistas del post-concilio, frutos de la ignorancia inducida [...]: la cruzada fue algo más que una expedición militar. He hablado de peregrinación, y alguien seguramente se sorprenderá. Pero el asombro se disipa si recordamos que la principal razón que condujo a la Cruzada a tantos hombres y mujeres, a jóvenes y ancianos, también a los niños, a potentados lo mismo que a rústicos labriegos, dejándolo todo para ir a liberar Tierra Santa era una motivación de carácter religioso. Escribe el profesor Don Luigi Negri. "Las Cruzadas fueron un gran movimiento de carácter misionero cuya motivación es básicamente la fe". Por lo tanto, la fe y el espíritu misionero son el mismo fundamento de la cruzada...
El caso de San Francisco de Asís ofrece la prueba más contundente.
Es sabido que de este extraordinario santo de la Iglesia Católica se nos viene transmitiendo una visión de conjunto que dijéramos "dulzona y aguada".
Pero qué difícil se hace, incluso dijéramos que se hace sorprendente, creer que San Francisco de Asís fue un defensor de la Cruzada.
En efecto, San Francisco de Asís acompañó a la quinta cruzada, iniciando en primera persona la misión franciscana entre los musulmanes. No es verdad la creencia de que San Francisco acompañó a los cruzados sin compartir la necesidad de armarse y, por lo tanto, luchar para liberar los Santos Lugares.
Hay un episodio de San Francisco en la Cruzada altamente significativo que habitualmente se ve silenciado: después de haber escapado milagrosamente de la muerte, tras haber sido golpeado por los musulmanes hasta la efusión de sangre, Francisco llega hasta el Sultán Malil-Al-Kamil. Junto a él había otro monje, de nombre Iluminado, y se establece un diálogo entre el Pobre de Asís y el Sultán.
Escuchemos el testimonio de Fray Iluminado:
"El Sultán le dijo a Francisco de Asís: "Vuestro Señor enseña en los Evangelios que no se debe devolver mal por mal, y que incluso no hay que negar el manto a quien quiera quitarte la túnica. ¿Qué hacéis entonces los cristianos invadiendo nuestras tierras?".
A lo que le respondió el Bienaventurado Francisco:
"Me parece que usted no leyó el Evangelio. En otros pasajes, en verdad, está dicho: "Si tu ojo te es ocasión de pecado, arráncatelo y échalo de tí". Y, con esto, Jesús quiso enseñarnos que en el caso de haber un hombre o pariente, por más querido que sea para nosotros, aunque fuese tan querido como la niña de nuestros ojos, si nos tentara para alejarnos de la fe y del amor de nuestro Dios debemos estar resueltos a apartarnos de él, eliminándolo de nuestras vidas. Por todo esto, los cristianos obran según la justicia cuando invaden vuestras tierras y luchan contra ustedes, pues ustedes blasfeman del nombre de Cristo y porfían en eliminar la religión de tantos y tantos hombres. Sin embargo, si usted quiere conocer, confesar y adorar al Creador y Redentor del mundo, os amaré como a mí mismo".
Como puede verse, aquí nos hallamos frente a un San Francisco desconocido para muchos de nosotros los católicos. Se trata de un defensor de los derechos de los cruzados, un partidario de la necesidad de combatir por la fe en ese momento, presto a ofrecer en la medida de sus capacidades su tributo para el éxito de la cruzada, aunque él no fuera un hombre de armas. Pero podemos entender esta postura de San Francisco como algo común al cristiano medieval, entendiendo que la motivación fundamental de la Cruzada fue la fe.
Tengamos en cuenta que la ocupación de Jerusalén por los turcos había puesto en peligro la memoria histórica de los lugares en los que se había visto terrenalmente a Jesús. Y la fe, nuestra fe católica, se cimenta en datos históricos y si estos datos históricos se ponen en peligro, estos hechos relativos a la vida de Jesús, pueden poner en riesgo la fe.
Así razonaban los cristianos de la Edad Media [...]
Conversación de Gianpaolo Barra, director de 'Timone", Radio Maria, 4 de marzo 1999
Puede encontrarse la información en este sito http://apologetica.altervista.org/
prof. Coluzzi Marcello
Publicado en: dietrolequintee
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