sábado, 16 de febrero de 2013

CON PEDRO, CON BENEDICTO XVI



"¡Oh Padre! ¿Quién hubiera podido esperar que llegaríais a semejante extremo, y que, después de haber convertido y civilizado a Europa, os veríais obligado a decirle, como en otros tiempos San Pedro: "No tengo oro ni plata; pero todo lo que poseo, os lo doy. Poseo la verdad, que ilumina todavía con sus rayos cautivos a vuestra Europa agitada; poseo la gracia, cuya misteriosa circulación a través de las almas suscita en ellas las únicas virtudes que permanecen, y que bastarían para salvaros; poseo la autoridad, que sostiene lo que os resta de autoridad; creo la obediencia que vosotros destruís, y mantengo sobre vuestras cabezas un rayo de majestad, de la que ya no sois dignos". ¡Oh Padre, experimentamos semejantes beneficios! ¡Oh Vicario de Jesucristo, humillado y triunfante en proporción de los desprecios que os rodean, no os abandonaremos jamás! Lucharemos con vos hasta el fin; no escatimaremos nuestro oro ni nuestra sangre; y mientras dure la crisis, tendremos presentes en la memoria estas magníficas palabras de San Luis:

"Querido hijo, no olvides jamás al Papa de Roma, y ayúdale en todas sus necesidades"."

Monseñor Bougaud, "El cristianismo y los tiempos presentes", Tomo IV "La Iglesia", pp. 516-517.

Nunca olvidaremos a Benedicto XVI. Nunca agradeceremos suficientemente todo su amor paternal, todas sus enseñanzas, su Holocausto a Dios. Quisiéramos reparar todas las ofensas que ha recibido durante su Pontificado, todas las amargas deslealtades y traiciones, todo el odio de sus rabiosos enemigos internos y externos. Y lo haremos, permaneciendo fieles a Él. Estará por siempre en nuestros corazones y pedimos a Dios que nos confirme en la fidelidad a la Iglesia y en la lealtad a Benedicto XVI, el Sucesor de Pedro.

El eximio apologista francés Monseñor Louis Victor Emile Bougaud (1824-1888), Obispo de Laval




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