El remanente retornará... Con sus catedrales y sus altares, con las vidrieras y las ojivas que se alzan al cielo y el repique de las campanas a la víspera de la tarde. Una solemne procesión cubre de belleza el camino del país. Se entonará con alegría el "Noi vogliam Dio" (*) en alabanza a la gloria del Altísimo.
El remanente retornará... En la esposa que, silenciosa y acogedora, aguarda al esposo, mientras cae rendido por el trabajo, apesadumbrado por el cansancio de la jornada, pero con la confianza de hallar apoyo y consuelo.
El remanente retornará... Con la familia reunida para rezar y dar gracias al buen Dios por su Providencia de cada día. Un pequeño altar en el rincón más visible de la casa, una vela encendida para iluminar al bendiciente Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María; un ejemplo de perfecta devoción proyectada a la realización de la sociedad sacral.
El remanente retornará... En el apostolado militante de la juventud católica, fuerte en la fe y con celo por la buena causa. La búsqueda de lo verdadero, de lo bueno y de lo bello, para compartir y contemplar la belleza de un paisaje, de una cristalera o de un castillo, abandonando cuanto por naturaleza se opone a lo que da gloria a Dios.
El remanente retornará... En los ambientes perfumados de elegancia y refinamiento como modelo de una vida ejemplarmente vivida. A la hora del té para reunir a los amigos de la infancia, para recordar la alegría de los viejos tiempos, todo ello en el marco digno de un ambiente acogedor y ordenado, con evocaciones de estilo, con sobriedad.
El remanente retornará a los albores de la civilización cristiana que resurge... En grandes letras impresas en el corazón de la historia; en las lápidas de los relicarios de nuestros santos; en las columnas que sostienen la ciudad de Dios; esculpidas en las ruinas imperecederas de la memoria; una civilización a la espera de renacer sobre los escombros de la decadencia. Más bella y gloriosa en sus vestigios, exornada con el esplendor de su Esposo.
Francesca Bonadonna
(*) Nota para el lector hispanohablante: es conveniente saber que el "Noi vogliam Dio, Vergin Maria" es un himno mariano que fue Himno de los Estados Pontificios hasta el año 1857. En Italia todavía se canta el "Noi vogliam Dio, Vergin Maria" como canto litúrgico, en las procesiones y solemnidades.
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