Un libro de Francesca Bonadonna, recientemente aparecido en Italia: "La bellezza salverà il mondo". El título recuerda el aserto del genial escritor ruso Fiódor Dostoyevski. El libro se propone reconducir al lector a recobrar el sentido de la belleza y la pulcritud, en gran medida perdido en la actualidad: belleza como vía de salvación.
Una esmerada selección de obras de arte, que se inspiran en la belleza con su eficaz papel pedagógico, introduce al lector a la contemplación de ilustraciones que exaltan el valor de la vida desde su concepción, el hogar doméstico, como centro que irradia civilización, la tierra, como recurso para el sustento, el trabajo en los campos y sus tradiciones custodiadas y transmitidas por la sabiduría de los ancianos.
"Tarde te amé, belleza tan antigua como nueva. Me llamaste y quebrantaste mi sordera. Me iluminaste, y tu esplendor disipó mi ceguera. Difundiste tu fragancia, la respiré y ahora tengo anhelos de Ti. Gusté de ti y... ahora tengo hambre y sed de Ti. Me tocaste, y ardo del deseo de tu paz". (San Agustín)
La publicación de este ensayo sobre estética es cabalmente una reconstrucción de la "via pulchritudinis", capaz de resteñar las costumbres, los ambientes y la civilízación, degradadas por la miseria humana que por la miseria humana, por la vanagloria y el afán de poder la han corrompido, alejando a generaciones enteras de la tradición.
Plinio Corrêa de Oliveira, perspicaz observador de tales alteraciones, afirmaba que esta decadencia de la civilización cristiana se explica por el gradual eclipse de la belleza en los modos de sentir y en los comportamientos estereotipados de la juventud, absorvida por ideologías que han modificado el orden social con detrimentos devastadores tanto en la familia como en las expresiones estéticas del arte, alejado de los cánoneos del orden natural que no toleran las corrientes relativistas.
Una esmerada selección de obras de arte, que se inspiran en la belleza con su eficaz papel pedagógico, introduce al lector a la contemplación de ilustraciones que exaltan el valor de la vida desde su concepción, el hogar doméstico, como centro que irradia civilización, la tierra, como recurso para el sustento, el trabajo en los campos y sus tradiciones custodiadas y transmitidas por la sabiduría de los ancianos.
Cada pincelada es un lenguaje de colores, formas y contrastes que dan cuenta de una civilización olvidada, la Civilización Crisitiana que es la única capaz de vencer sobre todos los desafíos de nuestro tiempo.
Francesca Bonadonna
No hay comentarios:
Publicar un comentario