miércoles, 19 de septiembre de 2012

NÁPOLES, DOCE PRESIDIARIOS ASISTEN AL MILAGRO DE SAN JENARO




Nápoles y las instituciones se congregan alrededor del patrón de la ciudad y comparten el evento, acogiendo la invitación del cardenal Crescenzio Sepe a trabajar juntos por el bien común

REDACCIÓN

ROMA 19 SEPTIEMBRE 2012

Fuera de la cárcel para asistir a un milagro. Este año doce presos han podido participar en la Misa para contemplar el prodigio de la licuefacción de la sangre de San Jenaro, en una catedral -la de Nápoles- llena de fieles.

Doce, como doce son los minutos que tarda el milagro en realizarse, poco después de las nueve de esta mañana. Los presos han podido abandonar las instituciones penitenciarias de Secondigliano y Poggioreale gracias a un permiso concedido por el Tribunal de Custodia.

Para acompañarlos a la iglesia, además de algunos agentes de la policía penitenciaria, estaban los capellanes de las dos cárceles: don Raffaele Grimaldi y don Franco Esposito.

Una feliz ocasión es la de ver que la sangre del santo protector de Nápoles, contenida en las ampollas, haya pasado del estado sólido al líquido, confirmando la tradición religiosa que establece este episodio como anunciador de buenos augurios para la ciudad; y, en caso contrario, la fallida licuefacción sería presagio de acontecimientos fuertemente negativos y dramáticos.

El arzobispo de Nápoles, Crescenzio Cardenal Sepe, es consciente de ello, y con al alcalde de la ciudad Señor Luigi De Magistris, ha aprovechado el buen resultado para denunciar la grave crisis económica y social que verdaderamente está sufriendo la capital napolitana.

"No hay duda que cabalmente la lucha contra la violencia organizada es el cáncer malvado que anida en el cuerpo ya atormentado de la ciudad -ha declarado el Cardenal Sepe-. Uno de los motivos y de los objetivos recurrentes y urgentes que cada vez se observa en el desarrollo y las perspectivas futuras."

"Para ir adelante y construir un futuro mejor -añadió Sepe- es evidente que Nápoles necesita ir a la cabeza de todo cuanto obstaculiza el camino".

VATICAN INSIDER

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