"Cruceros de Roncesvalles", fotografía de D. José Ortiz de Echagüe

sábado, 2 de febrero de 2013

LOS "GOTTESFREUNDE": LA PERSECUCIÓN DE LOS BUENOS


"Regocijaos en el Señor" (1896), mural de Viktor Vasnetsov


ECKHART Y LOS "GOTTESFREUNDE"

En la Edad Media tuvo lugar el florecimiento de la mística católica: el foco fue el dominico Maestro Johann Eckhart (Hochheim, 1260 - Aviñón, 1327). En 1329 el Papa Juan XXII condenó algunas de sus doctrinas por hallarlas heterodoxas. El místico dominico, antes de morir, se había retractado con gran humildad de todo cuanto hubiera escrito o dicho que contraviniera el Depósito de la Fe, proclamando su voluntad de permanecer siempre obediente a la Santa Madre Iglesia, con estas palabras:

"Yo, maestro Eckhart, doctor en Sagrada Teología, protesto ante todo, tomando como testigo a Dios mismo, que siempre he rechazado, en cuanto he podido, todo error sobre la fe y toda corrupción de costumbres, ya que esos errores son contrarios a mi condición de maestro y a mi Orden. Por tanto, si se encontrasen proposiciones erróneas concernientes a lo que yo he dicho, escritas por mí, dichas o predicadas, en privado o en público, en cualquier momento o lugar, directa o indirectamente, según una doctrina sospechosa o falsa, yo las revoco aquí expresamente y públicamente, ante todos y cada uno de los presentes...".

Lo equívoco de su lenguaje y la condena eclesiástica es empleado con malas artes por algunos personajes y grupos, de los que podríamos incluir en ese fenómeno nebuloso llamado "New Age". Es por ello que podemos ver que el Maestro Eckhart es citado y empleado frecuentemente en libros y círculos sospechosos, con el capcioso propósito de confundir a los cristianos. Sin embargo, su humildad y obediencia a la Santa Iglesia, la vida ejemplar del Maestro Eckhart y sus frutos (tantos y tantos discípulos que adelantaron mucho en su vida espiritual y mística, hoy santos o bienaventurados) rehabilitan su figura para nosotros los católicos, así como su obra, siempre y cuando sea leída tal y como marca la Santa Madre Iglesia, para evitar cualquier equívoco. No en vano, el año 1992 la Congregación para la Doctrina de la Fe rehabilitó al Maestro Eckhart.

El Rvdo. P. Fray Luis G. Alonso Getino, O. P. (Lugeros, 1877 - Madrid,1946) publicó el año 1922 unas luminosas páginas sobre ese colosal movimiento místico del que el Maestro Eckhart fue uno de los máximos exponentes: los "Gottesfreunde" fueron una de las más asombrosas redes invisibles de santos y santas de toda Europa que se escribían, se visitaban y vivían, en sus celdas conventuales o en sus casas, la aventura más silenciosa de todas: la santidad. El P. Getino llega a decir: "El caso se presenta como único en la historia, si es que en nuestros días no se está repitiendo". Y eso lo escribe en 1922: el mismo año en que en España San Josemaría Escrivá de Balaguer recibía los grados de ostiario y lector, exorcista y acólito; San Pedro Poveda trabajaba incansablemente en su fundación; Plinio Corrêa de Oliveira en Brasil se preparaba para su gran Cruzada contra-revolucionaria... Y tantos y tantos "amigos de Dios" por todo el mundo eran instrumentos aptos para el crecimiento del Reino de Cristo, con ese discreto y silencioso proceder del Espíritu Santo.

Ofrecemos aquí abajo unos pasajes del P. Getino sobre este asunto de los "Amigos de Dios" de la Cristiandad medieval.
Maestro Eckhart

 LOS GOTTESFREUNDE Y LA PERSECUCIÓN DE LOS BUENOS

"Los amigos de Dios (Gottesfreunde), que así se les llamaba y aún se les llama, formaron una red de prosélitos que se extendió, no sólo por Alemania y Austria, sino por Bélgica, Francia e Italia, y aun por España, según dan a entender las cartas de Venturino de Bergamo, modernamente publicadas, incorporando así, no sólo a los dominicos, que fueron los más señalados campeones, sino a benedictinos, cartujos, carmelitas, agustinos, franciscanos de ambos sexos y a seglares de todo sexo, edad y condición.

Los más conocidos caudillos de aquella singular cruzada del anonadamiento propio y de la unión con Dios, fueron:

El Maestro Eckhart, el viejo, patriarca de todos, al que veneraban como a un profeta, calificándole de "maestro sabio", "maestro que enseña todo camino de verdad", "maestro a quien Dios nada oculta jamás", "el bienaventurado", "el santo", "el divino maestro". Susón mismo le llama "muy santo maestro", asegurando que con sus consejos le sacó del mar de tribulaciones que le había afligido diez años, y que se le había aparecido resolviéndole dudas sobre la vida espiritual. Taulero, el "doctor iluminado", llama a Eckhart "teólogo insigne y venerable padre".

...

Juan Ruysbroeck, "lira del Espíritu Santo", Henrique Susón, Venturino de Bergamo y Juan Taulero superaron en cierto modo la fama del Maestro, porque sus escritos tuvieron más fortuna, aunque todos tuvieron raras vicisitudes [...], raras y sorprendentes para el común de los mortales. No lo serían tanto para los amigos de Dios, particularmente para aquel "a quien Dios jamás ocultaba cosa alguna". Los que predicaron con tanta insistencia la desolación, la tribulación, la aniquilación misma de la voluntad propia, como presupuesto indispensable para la unión con Dios, era preciso que supieran por experiencia lo que purifica y desprende del mundo la más terrible de las persecuciones: la persecución de los buenos.

Porque los místicos y, en general, las almas que anhelan perfección no pueden diferenciarse de los mártires por la cantidad de tormento y de prueba, que a todos ha de ser común, sino en que unos son martirizados rápidamente por los tiranos enemigos del cristianismo y otros lentamente por los mismos cristianos. A este propósito suelen decir los místicos que como el diamante se pule mejor que con nada con polvo de diamante, así las almas escogidas se purifican más eficazmente con la contradicción de los buenos, unas veces dando motivo a la persecución con sus imprudencias y equivocaciones, y otras porque la Providencia permite la incomprensión entre los buenos para que surja el choque y con él la prueba y el merecimiento. Una de las prácticas por que más batallaron fue la de la comunión frecuente y aun diaria, que los amigos de Dios querían restablecer.

Por toda clase de pruebas y persecuciones pasaron los amigos de Dios, que empezaron por ver a su Maestro común discutido, procesado y hasta condenado. ¡Cosa rara! Aquel hombre que, como dice Verner; "llena toda la literatura alemana de la época con sus ideas, con su doctrina y hasta con su nombre"; aquel maestro de espíritu que dirigía centenares de almas contemplativas y a quien los maestros veneraban como maestro, encarnación tan profunda del genio alemán, que Lutero quiso apoyarse en él y los hegelianos le tienen por precursor de Hegel, se vió procesado, y no por imaginarios defectos, sino por verdaderas exageraciones de frase, más propias de un exaltado que de un escolástico, como él era.

El maestro Eckhart, al principio, quiso despreciar la tormenta; más luego, viendo lo que de ella pudiera derivarse para su obra, y como presintiendo su próxima muerte, se subió al púlpito de la Iglesia de Colonia, y con gran aparato y solemnidad se retractó por adelantado de cuanto pudieran encontrar en sus escritos y sermones, erróneo, según el juicio de la Iglesia, muriendo al poco tiempo, en 1327."

Para más información sobre el sabio P. Getino, aconsejamos leer este enlace:

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