Es considerada la campana más antigua de la Cristiandad. Esta campana fue descubierta en el siglo XVI, cuando limpiaban un pozo a media legua de Trasierra, en Córdoba (España). Se conservó en el Monasterio de San Gerónimo de Valparaíso (a una legua de Córdoba) hasta que el Monasterio fue cerrado y sus monjes exclaustrados con la desamortización de los bienes eclesiásticos decretada por el ministro masón Álvarez de Mendizábal. La conservó el Padre Maestro Fray José de Jesús Muñoz y la Comisión de Arbitrios de Amortización la requisó entregándola a la Comisión de Ciencias y Artes, cuya sede estaba en el Colegio de Humanidades de Nuestra Señora de la Asunción de Córdoba. Actualmente forma parte de la exposición del Museo Arqueológico de Córdoba.
La importancia que tiene esta campana no sólo reside en su antigüedad, sino que además de ello es una reliquia en tanto que fue, como consta por su inscripción, una donación del Abad Samsón a la iglesia de San Sebastián, como leemos en la leyenda grabada a buril que presenta su circunferencia:
Soebastiani, martiris Christi era DCCCC et XIII.
(El abad Samsón ofrece este regalo a la casa (templo, ermita) de San Sebastián, mártir de Cristo, en el año de la Era 993)
¿Quién era el Abad Samsón? Samsón de Córdoba fue un clérigo (el título de Abad aquí no habría que entenderlo como dignidad monástica, sino parroquial) que destacó en el siglo IX junto a San Eulogio y Álvaro de Cordoba, cristianos que vivieron en la Córdoba ocupada por el poder califal mahometano. Samsón tuvo conflictos con algunos obispos heréticos, como Hostegesis de Málaga y con otros cristianos que colaboraban estrechamente con el poder califal. Destacó como un valiente apologeta de la fe (se conserva su obra "Apologético" que es un testimonio de su sólida formación filosófica y teológica) enfrentándose con esta obra a las herejías que trataban de implantar sus enemigos, sufrió persecución y destierro en Tucci (actual Martos, Jaén).
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