Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898 - Granada, 19 de agosto de 1936) |
En un viaje de estudios del año 1917 a Castilla, el poeta FedericoHuelgas de Burgos. Este Monasterio, uno de los que más solera tiene en España y en toda la Cristiandad, fue fundado en el siglo XII por el rey Alfonso VIII de Castilla, vencedor en las Navas de Tolosa el año 1212 y que allí yace en su real tumba. El joven García Lorca queda embargado ante las bellezas de la austera y cristianega Castilla. Y es en dicho Monasterio donde tiene lugar esta escena que él mismo cuenta a sus padres, con estas palabras:
Abadesa de Las Huelgas, año 1896. Muy probablemente pudo ser la misma que habló a García Lorca. Foto del foro: Ceremonia y Rúbrica de la Iglesia Española |
"La abadesa, que usa mitra y báculo, para hacernos honores y pleitesías nos sentó uno por uno, con el báculo en la mano, en la silla prioral. Es una de las escenas más hermosas y más serias que yo he presenciado en mi vida. Cuando yo me senté me dijo: "¿Tiene usted padres?". "Sí, señora", le respondí, y entonces ella moviendo la cabeza me habló: "Que Dios se los conserve siempre, si no en cuerpo en alma, y ojalá que no crecierais más, para que tantas risas de vuestra juventud no las vierais trocarse en llanto desconsolador". Podéis creeros de verdad que me conmovió muchísimo".
(Carta de Federico García Lorca a su familia,
escrita en el Real Monasterio de Santo Domingo de Silos, 1º de agosto de 1917, a
las nueve de la noche).
Aquellas palabras, pronunciadas con unción por aquella mujer de vida virtuosa, conmueven al futuro poeta que las escucharía reverentemente y le vienen a revelar, con casi veinte años de antelación (sin que él pudiera aventurarse a saberlo en ese momento), el fatídico final de la vida del poeta granadino que, como todo el mundo sabe, tras llevar una vida desordenada sexualmente, terminó fusilado poco después de estallar la Guerra Civil Española en el año 1936.
Aquellas palabras, pronunciadas con unción por aquella mujer de vida virtuosa, conmueven al futuro poeta que las escucharía reverentemente y le vienen a revelar, con casi veinte años de antelación (sin que él pudiera aventurarse a saberlo en ese momento), el fatídico final de la vida del poeta granadino que, como todo el mundo sabe, tras llevar una vida desordenada sexualmente, terminó fusilado poco después de estallar la Guerra Civil Española en el año 1936.
María Ana de Austria (1568-1629), hija de D. Juan de Austria y sobrina de Su Real Católica Majestad Felipe II de España, fue Abadesa a perpetuidad de las Huelgas de Burgos en el año 1611. Aquí con el Báculo. Foto del foro: Ceremonia y Rúbrica de la Iglesia Española. |
Como una sibila cristiana, dotada por Dios del don
profético, aquella abadesa habló y descorrió el velo del futuro y su aciago desenlace. Es muy posible que, en sus últimos momentos de vida, García Lorca recordara aquellas palabras, dichas con autoridad por una mujer de vida santa: "...ojalá que no crecierais más, para que tantas risas de vuestra juventud
no las vierais trocarse en llanto desconsolador". Recientemente, por confesión escrita y póstuma del mismo testigo, se sabe que Federico García Lorca en sus últimos momentos rogó a uno de sus ejecutores que rezara con él el acto de contricción, pues se le había olvidado rezar. Cuando lloraba desconsoladamente, sabiendo el destino que le aguardaba, Federico García Lorca tuvo que recordar aquella visita al Monasterio burgalés y las palabras proféticas de aquella mujer de mitra y báculo.
Dios lo haya perdonado y acogido en su gloria.
Huelgas (foto de Joyas de Castilla y León) |
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