martes, 30 de octubre de 2012

LOS FRAILES MÍNIMOS DE SAN FRANCISCO DE PAULA EN SICILIA (2)

PROVINCIA DE MESINA, DE LA ORDEN MÍNIMA DE SAN FRANCISCO DE PAULA

Sermón desde un púlpito


CONVENTO DE MESINA, AÑO DE 1503

Cuatro años antes de la santa muerte de nuestro Padre glorioso, mandó por sus letras patentes, desde Tours de Francia, a un religioso de loables costumbres y vida ejemplar, llamado el Padre fray Pedro de Mecina* (sic), procurase fundar convento en aquella grande y antigua ciudad de su nombre; trató esto con los más principales de ella, y no fueron necesarias muchas diligencias, por la devoción que con nuestro Padre todos tenían, no olvidados de los grandes milagros que hizo en Milazo, y bien satisfechos de la ejemplar vida de los religiosos que vivían en [el convento de] Jesús María. Miróse la parte y sitio en que se fundaría el convento, y se escogió uno bien agradable, medio cuarto de legua de la ciudad, poco más de la mitad de la marina. Tomó la posesión el Padre fray Pedro, y otros sus compañeros, en ocho días de Junio de 1503. Fuese maravillosamente acrecentando este convento en lo temporal y espiritual

FAMA DE SANTIDAD DE FRAY ANDRÉS DE MESINA

Ha criado siempre grandes religiosos y siervos de Dios, entre ellos el P. Fray Andrés de Mesina compañero de nuestro Padre [San Francisco de Paula]; fue tenido en singular opinión de santo, en vida y en muerte, llamándole todos "el santo", y fiando de sus oraciones sus deseos: hizo después de muerto muchos milagros, le tenían enterrado en parte señalada, donde era grande el concurso de gente que acudía a su sepulcro, con sus devociones. Y un Padre General, pareciéndole que la [devoción] de nuestro Padre [San Francisco de Paula] se perdería con la del Beato fray Andrés (como si en las cosas de Dios tuviese inconveniente eso) mandó, con bien poca razón, se sacara de allí su cuerpo santo, y fuese enterrado en parte oculta a los seglares. Esto no fue bastante a que la gente cesase en su devoción, que muchos no creen falte de allí el cuerpo, y otros lo tienen por cierto; y así, o porque estuvo, o porque está allí, visitan a aquel lugar, y hacen oración en él, como siempre: es convento regalado, y de abundante sustento: Comunidad de cincuenta religiosos, cabeza de la Provincia, en ser el asiento del Provincial y en darla su nombre. Hay en el estudio de Artes, y Teología; y el Rey don Felipe II [de España] le dio cierta renta, con que se ha fabricado.

Santa Águeda, cuadro de Francesco Guarino (1611-1651)


CONVENTO DE CATANIA, AÑO DE 1523

Catanea (sic), ciudad insigne, de la Isla de Sicilia, no solo por la fertilidad de la tierra, sino por ser consagrada a la santidad de la gloriosa Virgen y Mártir Santa Águeda su natural, tiene un convento de nuestra Religión* ["religión" aquí quiere decir Orden Religiosa] fuera de la ciudad cuanto un tiro de piedra, con título de San Honofrio, tan cerca de la marina, que algunas veces tocan sus aguas en las paredes. Lo fundó el Padre fray Felipe de Mesina en 18 días de Marzo de 1523. Está el Noviciado de la Provincia en él, y sustenta de ordinario treinta religiosos, con abundante regalo de pescado.

Ha obrado nuestro Señor en este convento muchos milagros, por la intercesión de nuestro Padre glorioso [San Francisco de Paula]: entre todos me pareció escoger solo uno singularísimo, que valió por muchos, por ser tan en pro del bien común, y la obra tan evidente y notoria a toda la comarca.

CALAMITOSA SEQUÍA DE 1598 EN CATANI
Y PLEGARIA EFICAZ EN EL SERMÓN

El año de 1598, en la Isla faltó de manera el agua a los sembrados, que cuando entró el mes de abril estaban ya tan secos y abrasados que la mayor parte de las espigas no tenían remedio, si milagrosamente nuestro Señor no socorría. Había el Padre Corrector* del convento convidado con el sermón de nuestro Padre a un religioso de la Compañía de Jesús, llamado el Padre Bernardo de Catania, varón piadoso, docto y no menos elegante en el Púlpito. Era el calor excesivo, de manera que a la gente le parecía caía fuego del cielo, se juntó gran parte de la ciudad en el convento, para el día de la fiesta de nuestro Padre San Francisco de Paula; y el Padre Bernardo dijo cosas gloriosísimas, de su vida, milagros, muerte y Religión [aquí la palabra "Religión" puede significar tanto "vida de piedad" de San Francisco de Paula como vicisitudes de su Orden religiosa]. Cuando la gente estaba más suspensa oyéndole, volvióse hacia la Imagen del Santo Glorioso, haciendo piadoso apóstrofe, y le dijo así:

-¿Será bien, Santo Padre de los Mínimos, que hallen remedio en vuestros merecimientos los tullidos, los ciegos, los enfermos, y los difuntos, en necesidades particulares que os buscan... y que nos veais padecer esta general calamidad, a toda esta ciudad y comarca, y no la remedieis? Si vos socorríais viviendo, y después que ya gozais de Dios, no solamente a los que llegaban a vuestra presencia y Altar, sino infinitas veces a los muy apartados y ausentes, conociendo sus deseos y ansias, ¿las nuestras no serán razón se admitan? Pues desengañaos, San Francisco de Paula, que ni yo me bajaré de este Púlpito, ni persona alguna saldrá de esta Iglesia, sin alcanzar de Dios, por vuestros ruegos, el remedio de nuestra necesidad. Tomad, santo calabrés, por vuestra cuenta nuestros memoriales y pedid socorro al Padre de las misericordias, o aquí pereceremos todos. Si nuestros pecados impiden, está la gracia.

Plaza del Duomo de Catania, postal del año 1905.


Estas y otras cosas dijo con grande espíritu y lágrimas el Predicador, movió poderosamente los corazones de la infinita gente que le estaba oyendo, y dando todos voces, comenzaron a decir:

-Misericordia, misericordia, Señor San Francisco de Paula, pedid a Dios, que se duela de nosotros.

Oh, infinito y clementísimo Dios, ¡y cuán ocultos son vuestros juicios! Que librasteis el remedio de esta gente en semejante medio como éste. Apenas cesó el alarido y lágrimas de todos, apenas se tornó a quietar el auditorio, cuando inopinadamente comenzó a llover de manera que casi en todo aquel día no pudieron volverse a sus casas los que estaban en el sermón, con estar el cielo cuando se comenzó tan sereno y poco dispuesto de nubes que, muchos de los presentes, juzgaron la instancia del Predicador por cosa presuntoria y desaprovechada. Llovió tanto y tan generalmente por todo el territorio de la Isla, que si bien los panes estaban casi perdidos, fue singular el remedio con que los mejoró aquel Señor que sin las causas segundas, puede obrar sobre las leyes de la naturaleza. La fama que se halló presente a este milagro corrió la posta [=cundió] a dar las alegres nuevas a todos los pueblos circunvecinos, que no con menor velocidad los veríais venir a nuestro convento, a rendir las gracias a nuestro Señor y al bendito Padre San Francisco de Paula, por cuyos merecimientos y ruegos habían recibido tan general beneficio y remedio. Se lee Curso de Artes en este convento.



NOTAS:

Mecina y Catanea: *En el texto original -escrito en grafía castellana del siglo XVII- los nombres de las ciudades sicilianas se presentan con distinto aspecto al actual: escribiéndose "Mecina" por "Mesina", o "Catanea" por "Catania". También es curioso advertir que, como tendremos ocasión de ver, "Siracusa" era llamada por los españoles "Zaragoza de Sicilia". La primera vez que aparezca en el texto el topónimo lo presentaremos, tal y como aparece en el documento original, pero después, si se repite en el texto, lo adaptaremos a la grafía actual en el curso de la traslación. Lo que va entre corchetes y en letra negrita son interpolaciones nuestras para aclarar el sentido del texto al lector recién llegado.

Religión: *En la época la palabra "Religión" significaba en muchas ocasiones "orden religiosa".

Padre Corrector: *En la Orden de Frailes Mínimos de San Francisco de Paula (en España también llamados Frailes de la Victoria) el religioso que hace de cabeza en un convento tiene tradicionalmente por nombre Padre Corrector. Su papel viene a ser lo que sería el superior conventual: llamado en otras órdenes religiosas "abad", "prior"; y entre los franciscanos: "Guardián".

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