domingo, 16 de septiembre de 2012

TRADICIÓN, NO ARQUEOLOGISMO


Pío XII se dirige a la nobleza y al patriciado romano, y hace referencia a la tradición que representaba la aristocracia en la Ciudad Eterna:





"Muchas almas, sinceras almas también, se imaginan y creen que la tradición no es otra cosa que el recuerdo, el pálido vestigio de un pasado que ya no es, que no puede retornar nunca, que todo lo más es digno de veneración, de gratitud si os place, pero relegado y conservado en un museo al que pocos amantes o amigos visitan. Si en eso consistiera y a eso se redujera la tradición, y si supusiera el rechazo o el desprecio por el camino a lo venidero, habría razón para negarle respeto y honor, y sería como para tenerle compasión a esos soñadores del pasado, rezagados frente al presente y el futuro. Y con mayor severidad hasta se me figura que, movidos por intención respetable y pura, no son más que los desertores de los deberes de la hora actual que así se vuelve lamentable.



"Pero la tradición es cosa muy diferente del simple apego a un pasado desaparecido; es todo lo opuesto a una reacción que amenazara cualquier progreso sano. El mismo vocablo en su sentido etimológico es sinónimo de camino y de avance. Sinonimia, mas no identidad. Mientras que de hecho el progreso indica solamente ir hacia adelante, paso a paso, buscando con la mirada un incierto futuro, la tradición significa en puridad un camino hacia adelante, pero un camino continuo, que se despliega a la par a ritmo tranquilo y a ritmo vivaz, según las leyes de la vida, huyendo de la angustiosa alternativa que pareciera decir: "¡Si la juventud supiera y si la vejez pudiera!" ("Si jeunesse savait, si vieillesse pouvait!", en el original); parecido a aquel Señor de Turenne de quien se dijo que: "Él tuvo en su juventud toda la prudencia de viejo y, a una avanzada edad, tuvo todo el vigor de la mocedad" ["Il a eu dans sa jeunesse toute la prudence d'un âge avancé, et dans un âge avancé toute la vigueur de la jeunesse", en el original] (Fléchier, Oraison funèbre,1676). En el fuerte de la tradición, la juventud, iluminada y guiada por la experiencia de los ancianos, camina hacia adelante a paso más seguro, y la vejez transmite y entrega confiada el arado a las manos más vigorosas que prosiguen cavando el surco empezado. Como indica con su nombre, la tradición es el don que pasa de generación a generación, la antorcha que el corredor entrega, pone en la mano y le confía al relevo, sin que la carrera se detenga o se frene. Tradición y progreso se corresponen recíprocamente con tanta armonía que la tradición -sin el progreso- sería una contradicción en sí misma y el progreso -sin la tradición- devendría en una empresa temeraria, en un salto al vacío.




"No, ni mucho menos se trata de remontar la corriente, no se trata de retroceder hacia formas de vida y de acciones propias de épocas caducas, sino que, tomando y siguiendo lo mejor del pasado, se trata de avanzar con vigor al encuentro de un futuro de inmutable lozanía."

Circolo Plinio Corrêa de Oliveira

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