lunes, 6 de agosto de 2012

LAS PLUMAS DEL PAVO REAL


¿Cómo puede suscitar esta belleza tanto atractivo y admiración? Los colores, la forma, la armonía de las proporciones están por encima de toda expectativa;  es una obra de alta perfección que sólo el Artista perfecto pudo crear, por reflejo de su belleza.

Los movimientos del pavo real tienen una gracia del todo especial... Su elegancia expresa fiereza, pero al mismo tiempo finura en la delicadeza; su plumaje parece confeccionado en seda, con exuberante ornamentación para una capa; cada parte contiene en sí una perfección. El corazón de cada pluma se acerca en similitud a los colores del iris, cuando iluminados por la luz del sol, sonríen y expresan lo que sienten en el alma; la variedad de sus reflejos es similar a los colores del arcoiris en el cielo que, cual un medio anillo envuelve al hombre, para darle consuelo, tras el gris de una tremenda tormenta.

¿Si este pavo real fuera en blanco y negro, suscitaría en nosotros tamaña sed de transcendencia?

Si no fuese por la luz del sol que nos depara el día, elevándonos a la admiración de formas, colores y armonías, no tendríamos ninguna nostalgia del Paraíso, pues viviríamos en la aridez, con la tristeza y en la monotonía con la que gobierna la oscuridad de la noche.

Dios no nos ha querido por egoísmo, pero nos ha contemplado por amor con vistas al Paraíso, nos ha puesto sobre esta tierra para anticipadamente hacernos gustar con los sentidos las bellezas sobrenaturales que nos reserva en el cielo. Todo concurre a su maravillosa obra por amor a las criaturas, porque ellas pueblen su jardín, el jardín sin tiempo y sin espacio, el jardín de la eternidad que nos espera.


Francesca Bonadonna

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